jueves, 27 de agosto de 2009

Rompiendo Maldiciones : 2 parte


La segunda maldición se llama KALAL.


Ésta opera, igualmente, en los aires, causando que algo disminuya su propósito. Esta maldición causa que una persona sea cambiada de dirección y encaminada hacia un lugar equivocado. Cuando una persona, familia, matrimonio, nación o institución, etc., están bajo los efectos de KALAL, el rumbo es desviado hacia lo que no conviene. KALAL hace que alguien sea privado de lograr el propósito del Eterno en su vida.


La tercera maldición que también opera en los aires, es llamada ALAH. Cuando una persona, una pareja de esposos, una familia, etc., es alcanzada por esta maldición, provoca que esta persona viva en miseria, llorando, lamentándose y mendigando; teniéndose lástima de ella misma. Si vemos a alguien con estos síntomas, lo más probable es que pueda estar bajo los efectos de esta maldición. Lo contrario a ALAH, es una bendición, que hace que una persona siempre tenga una canción a flor de labios, aun en medio de fuertes circunstancias; a pesar de los problemas, esta persona sonríe y presta a los demás; no llora su desgracia; no vive quejándose, sino alabando a Hashem.

La cuarta maldición que opera en los aires es A´RAR. Ésta tiene el poder de que una persona, familia o nación, se vuelva abominable, antipática, repulsiva, rechazada, despreciada, fastidiosa; nadie quiere estar con esa persona. Alguien que ha sido alcanzado por esta maldición, siempre está pensando que hablan mal o en contra de ella; está llena de complejos; se siente rechazada y humillada por los demás.


La quinta maldición se llama JÉREM, que también opera en los aires con un alto poder destructivo; de hecho su significado primario es: destruir completamente; aniquilar; herir de muerte. JÉREM está relacionada con la cabeza y especialmente con la nariz. Cuando esta maldición está operando, hace que una persona, literalmente, caiga y se destruya el rostro; acabe con su vida ocasionado por accidentes. De hecho, JÉREM quiere decir: caer aplastado de nariz.


La sexta maldición se llama NAKAV. Esta maldición, que también opera en los aires, tiene el potencial de hacer que una persona, familia, matrimonio, nación, institución, etc., esté siempre expuesta a la violencia. Cuando vemos o leemos de una nación llena de violencia, arruinada, entonces podemos comenzar a sospechar que está en presencia de la operación de los efectos de esta maldición, que la Biblia llama NAKAV, que en hebreo significa, literalmente: llenar de agujeros; como cuando una persona es ametrallada con un arma de fuego. Cuando un saco tiene agujeros y lo llenan de trigo, todo el producto cae a tierra. Eso está detrás de NAKAV, la vida se va; la bendición se va; lo bueno, la cosecha se pierde, porque se han producido agujeros, perforaciones y esto aplica al cuerpo de una persona; a la economía, la salud de una persona o incluso de una nación o institución específica.

Después de leer lo anterior, vemos que la esencia misma de una maldición o de una bendición viene en forma de palabras que pueden ser habladas o escritas; pero no simples palabras... sino palabras cargadas de poder, dependiendo de la fuente; que tienen la capacidad de afectar a alguien, para bien o para mal. Ahora bien, ¿de dónde vienen las maldiciones y las bendiciones? En el Universo, en esta edad presente, hay tres fuentes principales de donde vienen éstas. En el caso de las maldiciones, hay tres fuentes específicas:


LA PRIMERA FUENTE ES EL ETERNO:

Cuando Hashem habla en contra de alguien, eso es muy serio. Sodoma y Gomorra, por su pecado, fueron destruidas porque el Altísimo habló mal contra ellas. La generación de Noé, por su pecado fue destruida, porque Hashem habló mal contra ella. Asimismo, la generación de Babel fue destruida y confundida por su pecado, porque el Eterno habló mal contra ella. En el Código Real (NuevoTestamento), algunas aldeas y ciudades fueron maldecidas por Yeshua, ya que a pesar de haber recibido las enseñanzas y las obras del Mesías, tal es el caso de Capernaum, cuyos habitantes no se arrepintieron, entonces el Señor anunció la ruina total de esa ciudad (Mateo 11:23). Leemos en Lucas 10:13-16 que hubo aldeas como Betsaida que Yeshua, el Mesías puso bajo juicio, pagando ésta las consecuencias por su incredulidad y su rechazo al ministerio de nuestro Señor.


LA SEGUNDA FUENTE ES EL HOMBRE:

Creado a imagen y semejanza del Eterno. Las palabras tuyas tienen poder para bendecir o maldecir a alguien o algo. Con nuestras palabras podemos levantar, ayudar o hundir a una persona.

LA TERCERA FUENTE DE DONDE PROVIENEN MALDICIONES ES HA SATAN:

En ocasiones personalmente, la mayoría de las veces por medio de sus de sus agentes pues debemos siempre tener presente que Satán no es omnipresente y necesita la ayuda de sus emisarios.

Ahora voy a explicar las causas por medio de las cuales opera y se activa la maldición AOR, que como ya vimos anteriormente, es una fuerza poderosa que causa que una persona, familia, institución o nación, sea privada de conocer la verdad de la Palabra, incapacitando la comprensión de las Escrituras y obstaculizando el acceso a las profundidades y revelaciones de Su Voluntad, a través de las raíces hebreas, que están trayendo la restauración de todas las cosas, y así poder salir de la contaminación romana helenista y griega, que ha confundido durante mucho tiempo.
Las raíces hebreas no es una moda nueva, es el mandamiento antiguo, conceptos buenos y sabios, dados por el mismo Señor de Israel. Por eso la Escritura dice: “... volveos a las sendas antiguas”. AOR se activa cuando se maldice a Israel; cuando se habla mal en contra de alguien del pueblo de Hashem, mintiendo; cuando se burlan de su identidad, de las Fiestas de ADONAI dadas como herencia a la familia de los santos, como son el Shabat (Reposo); el Manto de Oración o Talit; el gozo de las danzas; el Shofar (Trompeta de Hashem), etc. Recordemos que el Eterno puso un sensor de protección alrededor de Israel y ese sensor dice: “Maldito el que te maldijere”. Cuando alguien maldice a Israel sin causa, sin razón, choca con un sensor y una maldición se activa en el mundo espiritual. Si tú hablas mal de Israel, recibirás el impacto de esa Palabra de poder salida de los labios del Eterno, y activarás la maldición de AOR, de ceguera espiritual, que es la privación de la riqueza de entender la Palabra de Dios y de Sus promesas.

La maldición KALAL, sabemos que causa que algo pierda su peso, que disminuya su capacidad; y otra característica de ésta es que provoca que una persona sea cambiada de dirección o de rumbo para que no alcance su meta. Por ejemplo, cuando un avión despega lleva un rumbo previamente establecido, pero en el camino pueden aparecer vientos fuertes, tormentas, etc., que pueden dañar sus aparatos o radar, provocando que pierda el control desviándolo de su rumbo original, ese es el sentido del término KALAL; la causa por la cual opera esta maldición; la fuerza sobrenatural, como lo leemos en Bereshit (Génesis) 8:21: ... “Y percibió el Señor olor grato y dijo el Señor en su corazón: No volveré más a «maldecir» la tierra por causa del hombre”. En el texto hebreo aparece KALAL y en Bereshit (Génesis) 6:11 dice: “... y se corrompió la tierra delante de Elohim (el Juez Supremo) y estaba la tierra llena de violencia”. Aquí hay dos palabras claves que necesitan nuestra atención: corrupción y violencia, las cuales activan la maldición KALAL. Corrupción es la traducción del hebreo shajat, que significa literalmente: injuriar a una persona; hacerle trampa, dañarla, estafarla, etc., y cuando se hace todo esto contra alguien, hay un sensor espiritual que avisa en el mundo espiritual y activa esa fuerza expresada en el nombre de la maldición.

David dijo en el Salmo 139:7: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” El hombre puede esconderse de su esposa, sus padres, etc., cuando está haciendo algo malo, como por ejemplo vicios, pornografía, adulterio, etc., pero no se puede esconder de Hashem. Nunca olvidemos que hemos sido dotados de una realidad espiritual llama «alma» y donde quiera que vayamos o con quienquiera que nos reunamos y hagamos algo incorrecto, todo está registrado en nuestra alma y puede ser leído desde el cielo por las autoridades espirituales asignadas dentro del Reino de Hashem. Sabemos que el Espíritu Santo está con y en nosotros, redarguyéndonos para arrepentimiento, y para que podamos pedirle a nuestro Abba (Padre) perdón en el nombre de Yeshua y podamos apartarnos del mal camino. KALAL entra en acción inmediatamente si no hay arrepentimiento y si no dejamos de hacer lo malo, con lo cual estamos hiriendo el corazón del Señor; abriendo puertas para que el enemigo de nuestras almas arruine nuestra vida y nuestra familia.

Hemos visto pues, seis maldiciones que las Escrituras revelan que existen y que están operando en los aires. La Biblia dice en Efesios 6:12: “...no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra potestades...” Asimismo, recuerda lo que dice Proverbios 26:2: “Así la maldición nunca vendrá sin causa”. Detrás de los síntomas encontramos siempre las puertas abiertas por donde entran estas maldiciones. “El que hiciera hoyo caerá en él; y el que aportilla vallado le morderá la serpiente”. (Eclesiastés 10:8) Por eso cuan importante es entender esto y tener siempre un muro de protección alrededor de nuestra familia, nuestra economía; alrededor de nuestra oración. Recordemos que una característica de las maldiciones es que no están sujetas por el tiempo. Pueden pasar de generación en generación; de familia en familia; hasta que suceda algo que la revoque y anule.

Es importante saber que las maldiciones que vienen del Eterno tienen siempre el propósito de cuidar y proteger la santidad y la justicia del Reino dado a Israel en herencia (Ex. 19:5,6) y del cual Mashíaj ha sido constituido como Monarca. Por tanto, de aquello que es propiedad exclusiva del Eterno, el Señor guardará y protegerá.
El Señor ha colocado una barrera de protección alrededor de Sus intereses, Su Reino, Sus fronteras en término de santidad y de justicia, que son las características marcadas en Su Reino. Cualquiera que viola esa barrera de protección; cualquiera que intenta romper esa protección, chocará contra el muro de la Palabra del Eterno; contra el poder de la Palabra del Poderoso de Israel que ha salido de Sus labios. Recordemos que Su Palabra es agua que limpia, pero también es espada de dos filos, que penetra profundamente. Su Palabra es leche que alimenta, pero también martillo que rompe piedras. Su Palabra es una gran Roca sobre la cual podemos edificar con confianza nuestra casa, pero si violamos Sus principios, esa Roca podría caer sobre nosotros y desmenuzarnos como dice la Escritura. Yeshua, el Mesías, es el Cordero, pero también es el León de Judá.
“Una maldición que viene de Hashem, no viene sin causa”, y cuando se activa es para que sucedan tres cosas; tres propósitos, detrás de ésta:

Primero: Proteger los intereses del Eterno: justicia y santidad.
Segundo: Juzgar el pecado.
Tercero: Llamar la atención para que esa persona se dé cuenta que está en el camino equivocado, y arrepentido se vuelva a Hashem, quien tendrá de él misericordia.


¿CÓMO DESACTIVAR EL PODER DE UNA MALDICIÓN?

Una maldición expresada contra alguien puede ser revocada, anulada o invalidada; y la buena noticia es que una maldición deja de operar por la obra de Yeshua Ha Mashíaj (Yeshua el Mesías), el Cordero de Adonai. La Biblia dice que Yeshua fue hecho maldición para que nosotros recibiéramos a cambio Su bendición. Yeshua Ha Mashíaj, el Mesías, nos redimió de la maldición de la ley; hecho por nosotros maldición (porque está escrito: “...maldito todo el que es colgado en un madero”). Leemos en Gálatas 3:10-14 en los textos de la Escritura, ya corregida con una perspectiva hebrea:

“Porque todos los que viven por el legalismo que resulta de seguir una interpretación equivocada de la Torah, están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo el que destruyendo estos mandamientos y torciéndolos, intente luego permanecer en su propia interpretación de la Torah, olvidando las cosas que están escritas en la Torah, para vivir por ellas”.
Y es evidente que por este legalismo que resulta de torcer la Torah, nadie es declarado justo delante del Eterno, porque está escrito: “El que vive en obediencia a la Torah, recibirá el regalo de la vida que viene por su fe obediente a lo que el Eterno ha prometido en la Torah”. Pero la ley que os han enseñado no demanda fe obediente, sino que os explican torcidamente la Escritura que dice: “El que haga estas cosas vivirá por ellas”.
Mashíaj, el Mesías, nos libertó de la maldición de quedarnos sin Torah, sin pactos ni promesas, pues se hizo a sí mismo maldición a favor de nosotros (pues escrito está: “... maldito todo el que es colgado de un madero”), para que la promesa del injerto de todas las familias de la tierra, dada a Avraham, llegara a los gentiles por medio de Yeshua, el Mesías, a fin de que por medio de la fe que obedece a Hashem y procura agradarle en todas las cosas, recibiésemos la promesa de la Presencia Divina (Ruaj Ha Kodesh).
Y para terminar este tema: “Rompiendo maldiciones y cómo ser libre de ellas”, damos el siguiente consejo para que lo apliquemos en la maldición AOR:

Para que la maldición sea anulada, tenemos que confesar el pecado de nuestros antepasados que provienen de las religiones paganas, que han hecho tanto daño al pueblo hebreo; e irrevocar el poder de esa maldición, pidiendo al Eterno, nuestro Padre (Abba), en el nombre de Yeshua, que levante, suspenda y cancele la maldición AOR en nuestra vida, nuestros hijos y el resto de nuestra descendencia. Recordemos la promesa que encontramos en Su Palabra: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”... sólo en ese nombre el Padre nos responderá.
Ya hemos leído que la maldición AOR se activa como ceguera espiritual para no entender las Escrituras correctamente bajo una perspectiva hebrea, y Dios lo permite cuando se habla mal de Su pueblo judío. Dice la Escritura: “Yo bendeciré al que te bendiga y maldeciré al que te maldiga” Bereshit (Génesis) 12:3.

Proverbios nos dice en el capítulo 26:2, “…como el gorrión en su vagar y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa”. Como podemos darnos cuenta, este texto es uno de los más relevantes de las Escrituras con respecto al tema de las maldiciones. Claramente, se afirma que la migración o el movimiento del gorrión y la golondrina en ciertas épocas del año, aunque aparentemente pareciera un simple vuelo rutinario, en realidad hay una razón oculta, que causa que se muevan de una zona a otra de la Tierra; y eso es lo que está detrás del texto. Tomando esta ilustración del mundo natural, Adonai nos muestra una gran verdad del mundo espiritual: “…así la maldición nunca vendrá sin causa”; es decir que hay una fuerza oculta que está operando y que está causando que eso ocurra; hay causas invisibles que no podemos ver, pero que están allí, las cuales explican por qué una maldición podría estar alcanzando, controlando e influenciando, terriblemente, a una persona.
Una maldición es algo dicho con poder, que tiene la habilidad de causar que algo malo le suceda a una persona, raza, familia, matrimonio, nación, organización, etc. Leemos en la Biblia, cómo una maldición secó a una higuera. Es decir, estamos tratando con una fuerza invisible que persigue a alguien y que no le permite avanzar como debiera; que no le permite alcanzar sus propósitos; que no le permite triunfar; que frustra siempre sus planes; y disminuye su verdadero potencial. El término maldición viene de dos palabras: mal y decir; lo que significa: hablar mal de, o hablar en contra de. Cada vez que levantamos un falso testimonio; cada vez que el honor de un hermano o hermana en la fe de Yeshúa, el Mesías, se pone en cuestionamiento en nuestros labios, estamos maldiciendo. Ya hemos estudiado que la maldición AOR se activa como ceguera espiritual para no entender las Escrituras correctamente bajo una perspectiva hebrea, y Dios lo permite cuando se habla mal de Su pueblo judío. Dice la Escritura: “Yo bendeciré al que te bendiga y maldeciré al que te maldiga” Bereshit (Génesis) 12:3.

Hay señaladas en la Biblia (traducción hebrea), seis maldiciones que tienen cada una su nombre: AOR, KALAL, ÁLAH, ÁRAR, JÉREM y NAKAV, las cuales ya hemos explicado ampliamente en estudios anteriores. Sin embargo, tenemos que preguntarnos: ¿de dónde vienen las maldiciones y las bendiciones? En el Universo, en esta edad presente, hay tres fuentes principales de donde vienen éstas. En el caso de las maldiciones, hay tres fuentes específicas, que son:
1. El Eterno
2. El hombre
3. Satanás
Pero tenemos que estar conscientes que estamos estudiando maldiciones que se activan de parte del Eterno. La Escritura nos recuerda que el Eterno es bueno, pero también Él es fuego consumidor y dice: “…huid de la ira del Señor”.


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