domingo, 3 de octubre de 2010

LAS SIETE REGLAS PARA UN MATRIMONIO EFICAZ


LAS SIETE REGLAS PARA UN MATRIMONIO EFICAZ

Al magnate norteamericano de automóviles Henry Ford un reportero le preguntó cuál era el secreto de su matrimonio de 50 años. Su respuesta fue: ¿La fórmula es la misma que usé para fabricar automóviles: dedicarse siempre al mismo modelo?.

En esta parasháh se trata el tema de la supuesta infidelidad femenina, y cómo el sacerdote(kóhen) debe probar la infidelidad o su ausencia, lo cual nos lleva directamente al tema del matrimonio y como quedarnos siempre con el mismo modelo (de cónyuge, no de automóvil).

En el judaísmo nazareno, el divorcio es muy difícil, según el Pacto Renovado, de modo que es bueno el entender mejor y el poner el práctica algunas reglas para que nuestro matrimonio actual o futuro sea eficaz.


1. ¿EFICIENCIA O EFICACIA?

Para comenzar, hay una diferencia poco conocida entre deficiente y eficaz. La persona o situación (en este caso) eficiente es aquella que hace bien lo que se propone hacer. Pero esto quiere decir, que un robo o un asesinato, si es llevado a cabo bien, es deficiente, lo cual no es ningún mérito. En cambio, la persona o situación eficaz es aquella que, de todas las opciones posibles, tiene la sabiduría(jajmáh) y la comprensión(vináh) de Elohím de tomar la mejor. Nosotros deseamos que nuestros lectores tengan un matrimonio eficaz, más que eficiente.

En primer lugar, ya que escribimos para judíos, discipulos del Mashiaj Yahshùa, la primera regla es que un matrimonio eficaz comienza con Elohím y EN Elohím. El es el que debe elegir la pareja, no nosotros. Como nuestros lectores habituales ya saben, creemos que Elohím ha predestinado todo, más que más, un tema tan delicado como nuestro matrimonio. Hay un/una bashérte/el/la que tenía que ser nuestro cónyuge esperando por nosotros (los solteros, obviamente), de acuerdo con la Voluntad de Elohím. Nuestra oración y la de nosotros, los padres o abuelos, debe ser dirigida hacia el encuentro entre los dos que son ya bashérte/destinados el uno para el otro desde antes de la fundación del mundo. Esto NO significa que el matrimonio va a estar exento de problemas. No existe eso. Pero por lo menos, vamos a tener el aval de Elohím y la confianza de que El eligió a nuestro cónyuge desde billones de años antes, lo cual es ciertamente un enorme alivio. ¿Cómo saber si nuestro cónyuge actual es nuestro/a bashérte? No hay reglas fijas para esto, pero sí hay señales, de una u otra categoría, que nos pueden indicar si es así o no. Una de estas señales es un cierto acomodamiento un estar tranquilo el uno con el otro y el uno EN el otro, lo cual también puede ser un mero acostumbramiento, lo cual no es lo mismo que tener la certeza de ser un/una( bashérte), pero se parece mucho.


2. COMPARTIR

La segunda regla para un matrimonio eficiente es el comprenderse (laavín). Comparta con su cónyuge TODO. La falta de compartir es un grave defecto de los matrimonios disfuncionales. En la luna de miel, nada anda mal, todo está sobre ruedas. Pero cuando llega la rutina y se instala en nuestras vidas, todo empieza a hacer ruido, al parecer. Todo se complica y no hay tiempo para compartir, para hablar, para conocerse, para orar juntos, quizás la actividad más importante desde el punto de vista del futuro del matrimonio. Un matrimonio que no ora, es un matrimonio que no tiene buen futuro. El otro compartir es las metas en común: metas espirituales, metas mentales, hobbies y planes para el futuro los cuales deben provenir de Elohím, no de nuestra carne.

3. COMUNICACIÓN

El paso más importante para comprenderse es el COMUNICARSE. La comunicación, tanto verbal como no verbal, dentro de un matrimonio eficiente es un sine qua non imprescindible. Casi casi, se puede decir que si existe comunicación, especialmente verbal, en un matrimonio, si existe AMISTAD, el matrimonio va a sobrevivir. Si no existe una comunicación, es casi seguro que el matrimonio NO va a subsistir por mucho tiempo. Se debe llegar a ser amigos para poder llegar a ser una buena pareja. La amistad está basada en intereses comunes, en comprensión y en tolerancia. Esto debería llevar a una buena comunicación basada en estos puntos, especialmente el primero, los intereses comunes. La fórmula puede escribirse: intereses comunes= conversación= amistad = amo r=a mor ahaváh (de Elohím, sacrificial, espiritual).


4. ¿CUÁNTO PODEMOS HACER CON LO QUE TENEMOS?

En noviembre de 1994, el famoso violinista judío Itzják Perlman dio un concierto en el Lincoln Center de Nueva York. En el principio mismo del concierto, una de las cuatro cuerdas de su violín reventó como la explosión de una bala. Todos se quedaron esperando que se suspendiera el concierto o que por lo menos, cambiara su violín dañado por otro. Mas Perlman, imperturbable, siguió adelante, tocando en sus tres cuerdas lo que antes podía hacer con cuatro. Todo el público sabía que no se puede tocar con tres cuerdas igual que con cuatro. Por eso, cuando terminó el concierto, que fue uno de sus mejores ejecuciones, toda la audiencia se levantó a brindarle un aplauso sin fin. Cuando le preguntaron cómo hizo para tocar en condiciones tan pésimas, dijo: Saben ustedes, algunas veces la tarea del artista es descubrir cuánta música puede uno hacer con lo que aún le queda.

Esto no sólo es útil para Itzják Perlman, sino también para los cónyuges en un matrimonio que quizás, no ande muy bien, como el violín de Perlman. ¿Cuánta música ARMÓNICA puede usted quitar de su matrimonio, con sólo tres cuerdas, en vez de las cuatro de rigor? Quizás sea más de lo que usted piensa.

El matrimonio humano es una parábola (mashál) comparación de Elohím del matrimonio de Iahvéh con Israel y del próximo matrimonio del Rébe Ieshúah con Su Prometida, los judíos mesiánicos por sangre y/o por fe en todo el mundo. Esta regla también deberíamos aplicarla a nuestra relación con Elohím, que es la de una novia (que somos, colectivamente) con Ieshúah. Muy probablemente no estemos tocando con las cuatro cuerdas y sin embargo, de vez en cuando, salen bonitos acordes. Reflexionemos porqué salieron estos bonitos acordes, para así poder repetirlos más a menudo y aprender de ellos.

También nos va a ser útil el examinar la cuerda que nos falta en nuestro violín. ¿Por qué se reventó? ¿Cómo seguimos tocando? ¿Qué nos falta? ¿Con qué lo sustituimos, como hizo Perlman? ¿Con nuestra fuerza de voluntad? ¿Con nuestro esfuerzo triplicado? Así tendríamos que actuar en nuestro matrimonio.


5. CONFIANZA


Uno de los elementos que brindan más solidez al matrimonio es la confianza mutua. Mas no nos engañemos: no puede haber confianza si no hay ESPÍRITU DE TEMOR A YAHVÉH (Rúaj Irát Yahvéh Is. 11:2). Todos somos carne y sangre( basár ve dam), pero algunos son más carne que sangre y la confianza se viene abajo. El único antídoto es el Rúaj Irát Iahvéh, que se debe pedir y se recibe. Esto nos da la posición adecuada y la mentalización adecuada, de modo que nuestro cónyuge no tiene de qué preocuparse, porque tanto nosotros como él/ella sabemos que estamos siendo regidos por Elohím y vigilados por El. Tenemos que aprender (si es que no lo somos) a ser honestos con nuestro cónyuge para que él/ella lo sea con nosotros.


6. EL AMOR AHAVÁH

La palabra amor se ha desvalorizado tanto como los pesos de algunos países latinoamericanos. Se dice te amo cuando en realidad se quiere decir otra cosa. Amor ha venido a significarlo todo, por lo que ya no significa nada, en realidad. Lo que debemos hacer, ESPECIALMENTE dentro del marco matrimonial, es pedir y obtener de Elohim el amor ahaváh, palabra que podríamos traducir como amor espiritual, sacrificial que viene de Elohím. Es la ahaváh la descrita en 1ª Cor. 13 por el Rébe Shául. Ahaváh es, básicamente, dar y dar y dar y no esperar nada a cambio, ya que lo que damos no viene de nosotros, sino de Elohím, quien es el que DA.

Ahaváh también implica perdonar, tolerar, aceptar, aun lo imperdonable, lo intolerable y lo inaceptable, por Ieshúah y en Su Nombre. No sólo hoy, sino todos los días.


7. SACANDO LAS ESPINAS

Un matrimonio entre dos personas que antes eran totalmente desconocidas no es fácil. Existen espinas que hay que sacar, espinas que molestan y pican y a veces, hay que soportarlas, por el bien del matrimonio. Hay espinas de falta de respeto o de falta de visión de la autoridad del esposo sobre la esposa, espinas financieras, espinas de la familia inmediata, espinas de carácter (las que más duelen), espinas religiosas (cuando los cónyuges son de dos religiones diferentes), espinas acerca de cómo criar a los hijos, espinas sexuales, espinas acerca de los roles de cada uno dentro del matrimonio y en la mayor parte de los matrimonios, espinas generacionales, como maldiciones y otros problemas espirituales ignorados por prácticamente la totalidad de los lectores.

Estas siete directivas van a funcionar, si usted y su cónyuge oran a Elohím pidiéndolas, una por una, y poniendo sus voluntades para ejercerlas.


Que Elohim lo bendiga a usted y familia, Le desea Rabi . Dam ( contribuido)

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