Purim: la victoria espiritual
20 DE MARZO 2011
20 DE MARZO 2011
Entramos a una celebración de mucho gozo, cuyo ambiente festivo caracterizado por bellas costumbres y comidas típicas ("orejas de Amán" o "hamanstashen"- empanadas con la forma del sombrero de tres picos que usaba Hamán) realmente oculta la seriedad con la que debemos enfrentar la batalla espiritual. Algunos pudieran pensar que incluso, limita con la frivolidad al ver los disfraces de quienes vienen a escuchar la Meguilá de Ester, acto condimentado por los ruidos que debemos hacer al escuchar el terrible nombre de nuestro enemigo ancestral Hamán.
Purim también nos enseña que somos parte de un conflicto que no se ve donde Elohim utiliza a personas comunes como elemento fundamental de su victoria. Nos identificamos con la reina Ester y su primo Mordejai, quienes como nosotros hoy día, habitaban en el Galut(la Diáspora) y ocultaban su identidad judía para protegerse y prosperar.
Mordejai nos enseña cómo enfrentar un conflicto que no es visible y Ester cómo interceder en oración. En esta narración son descritas las armas que Elohim nos proporciona para enfrentar las fuerzas no visibles que buscan destruirnos, a nosotros y a nuestro pueblo cuando asumimos ser pueblo de YHVH.
Cada uno de ellos recuerda la historia. Ester se casa con el rey Ajasverosh y se transforma en reina, pero oculta su identidad judía; su primo Mordejai viene a ser ahora un personaje influyente en la corte y devela un complot para asesinar al rey. Mordejai trata de ocultar su identidad judía y eso viene a ser el punto crítico de toda la historia.
En Ester 3:1-2 dice que "Después de estas cosas, el rey Ajasverosh engrandeció a Hamán hijo de Ham-medata el agagueo. Lo honró y puso su silla por encima de las de todos los príncipes que estaban con él. Todos los siervos del rey que estaban a la puerta real se arrodillaban y se inclinaban ante Hamán, porque así lo había mandado el rey; pero Mordejai ni se arrodillaba ni se humillaba." En los versos 5 y 6 se desencadena la batalla: "Cuando Hamán vio que Mordejai ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él, se llenó de ira. Pero no contentándose con castigar solamente a Mordejai, como ya le habían informado cuál era el pueblo de Mordejai, procuró Hamán destruir a todos los judíos que había en el reino de Ajasverosh, al pueblo de Mordejai."
De la narración sacamos que mientras Ester y Mordejai se inclinan a la asimilación, se mantienen seguros, pero cuando Mordejai manifiesta su condición de judío, se desata un feroz ataque. Podemos descubrir esta misma realidad en nuestras propias vidas. Mientras permanecemos quietos en cuanto a nuestra condición espiritual, a nuestra identidad y nos mantenemos a la sombra, en actitudes complacientes con la cultura prevaleciente, no tenemos grandes problemas. Pero una vez que exteriorizamos nuestro compromiso o con el pueblo judío o con el Mesías judío, o especialmente con ambos, cual es el caso de nosotros los Judíos Mesiánicos nos encontramos con todo tipo de oposiciones, provenientes de diferentes y variados ángulos, incluso de donde menos los esperamos.
¿Por qué Mordejai rechaza inclinarse ante Hamán? Su rechazo no proviene de rebeldía contra las autoridades establecidas, pues con toda seguridad que lo hacía ante el rey, su rechazo proviene de lo que Hamán representa. Hamán es un Agageo o Agagita, descendiente de Agag, rey de Amalek. En la Parashá Beshalaj, específicamente en Shemot(Exodo) 17:16 la Torá dice "Por cuanto la mano de Amalek se levantó contra el trono de YHVH, YHVH estará en guerra con Amalek de generación en generación" Amalek fue la tribu que atacó a Israel desde el mismo comienzo de la salida de Mitzraym (Egipto) y en contra de quien YHVH declaró guerra para siempre. Amalek es la representación de las fuerzas espirituales no visibles opuestas a los propósitos de redención de Elohim. Amalek es la anti tesis de Israel en la historia de la humanidad.
Mordejai es lo contrario a Hamán, Mordejai es de la tribu de Benjamín, descendiente del rey Shaúl, a quien le fue ordenado siglos anteriores destruir a Amalek. El encuentro entre Mordejai y Hamán refleja el encuentro entre las potestades que dominan la historia de la humanidad y el pueblo escogido Israel. Hallamos en el Midrash que Mordejai rechaza inclinarse ante Hamán porque este lleva en su pecho una imagen idolátrica, por lo cual Mordejai lo que hace es asumir su posición como integrante del pueblo redimido frente a las potestades dominantes de este mundo, no se inclina ante ídolos o imágenes de los dioses falsos que controlan a ese magistrado.
Cuando Hamán responde a la resistencia de Mordejai surge la oportunidad para que Ester participe tomando posición a favor de su pueblo y enfrentando las potestades contrarias a YHVH y recibe los mensajeros enviados por su primo para que interceda por su pueblo ante el rey. Ester como cualquier ser humano se llena de temor y responde que está en riesgo su propia vida si se presenta ante el rey sin ser llamada.
La respuesta de Mordejai está registrada en Ester 4:13 -14 "... No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?"
Nos detenemos en este punto para vernos, nosotros mismos en esta historia. Ester la reina es una persona de poder e influencia, pero Ester es una mujer, como cualquiera de nosotros un ser humano, sujeto a todos los temores y vacilaciones que nosotros conocemos también, tentados a mantenernos al margen y dejar que otros hagan la historia. Pero por simple que sea su pensamiento, toma conciencia de que puede usar su posición para el bien de su pueblo.
Ester va a identificarse con su pueblo y obtiene la posición para interceder o colocarse en medio a favor de su pueblo, va ante el trono representando a otros, es el conducto de otros, que por simples que sean pueden influir en los eventos humanos. Antes de interceder ante el rey ella debe interceder ante un poder más alto y llama a todos los judíos de la capital a un ayuno por tres días y tres noches, ella y sus doncellas también lo harán y dijo "... si perezco, que perezca" (Ester 4:16). Paradójicamente, el libro de Ester nunca menciona a Elohim ni oración sino que toda la narración se enfoca en el ayuno de los judíos. Elohim obra en los días de Ester, como ocurre en la actualidad, de una manera casi imperceptible, pero segura.
"Aconteció que al tercer día se puso Ester su vestido real, y entró al patio interior de la casa del rey, frente al aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono dentro del aposento real, frente a la puerta del aposento. Cuando el rey vio a la reina Ester que estaba en el patio, la miró complacido, y le extendió el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces se acercó Ester y tocó la punta del cetro. Dijo el rey: ¿Qué tienes reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará." Ester 5:1-3
El ayuno fortaleció a Ester para motivarla a interceder arriesgando su propio confort y tranquilidad para acercarse al trono a defender a su pueblo y de esta manera mostrarnos una lección vital sobre lo que significa la oración. La intercesión depende no tanto de nuestras capacidades, sino el uso adecuado y oportuno de la posición que HaShem nos ha dado.
La posición de reina le da a Ester acceso al trono y ella usa este acceso para el bien de su pueblo. Nuestra unión con el Mesías nos da acceso al Trono de Elohim. Como Ester disfrutamos de esa posición privilegiada y como ella, nosotros estamos llamadas a emplearla para el bien de nuestro pueblo, de toda la casa de Israel, el pueblo judío.
Esta es la posición intercesora que se mueve en el corazón del Judaísmo Mesiánico apropiadamente entendido. Los grandes milagros de la Escritura algunas veces se perciben demasiado ideales para nuestras vidas ordinarias. ¿Qué puede compararse con la separación del mar, o la resurrección de los muertos? Pero el Libro de Ester ocurre justo en el lugar donde nosotros vivimos, en el Galut (la dispersión), donde la actividad de Elohim es raramente reconocida. Como Ester nosotros luchamos contra el compromiso con la cultura dominante. Estamos demasiado tentados a la omisión y a olvidar que puede haber grandes designios para nuestras vidas y como en el caso de Mordejai y Ester puede ser que solo la oposición espiritual nos pueda sacar de esa situación de indiferencia.
Aun está desarrollándose una batalla por el destino de nuestro pueblo. Las fuerzas de Amalek aun buscan destruir al pueblo judío y se oponen al plan de redención de Elohim para todos los pueblos. Estas fuerzas son los "principados y potestades" de los que habla Rab. Shaúl en su carta a los Efesios. Al final el Mesías vengará a todos los que sufrieron, pero mientras tanto nosotros tenemos un papel muy importante que jugar.
Nosotros nos erguimos junto al Mesías y junto a nuestro pueblo a la vez y utilizamos nuestro acceso al Trono de las Alturas para orar por el pueblo de Israel y contra las fuerzas que se le oponen.
En el Judaísmo Mesiánico a veces tenemos que pagar un precio por esta posición tanto con el Mesías como con el pueblo Judío. Puede ser duro formar parte de una congregación, dentro de un movimiento en formación. Es duro ser marginalizados por nuestro propio pueblo y el antisemitismo de quienes creíamos nuestros hermanos de la fe. Adicionalmente percibimos la innegable oposición espiritual. Al enfrentarlo, es de gran valor mantener nuestra posición intercesora, pero esto no es un fin en sí mismo, debemos movernos para orar y clamar.
En el conflicto espiritual con Amalek nuestra arma más poderosa es la oración, Ester nos recuerda la potencia de esta arma. Ester llamó a todos los judíos de su ciudad a unirse con ella en ayuno. Si nos unimos en oración, en solidaridad, hay un gran poder.
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