jueves, 1 de junio de 2017

LA CELEBRACIÓN DE SHAVUOT





SHAVUOT


Es uno de los días más sagrados del año judío, y es también uno de los menos conocidos. 

¿De qué se trata Shavuot realmente?


Es irónico que Shavuot sea una festividad tan poco conocida. Porque en realidad, Shavuot conmemora el evento más importante en la historia judía – la entrega de la Torá en el Monte Sinai.

Shavuot es la culminación de la "cuenta del Omer" de siete semanas de largo, que comienza después de Pesaj. El mismo nombre "Shavuot" significa "semanas", en reconocimiento a las semanas de expectación que nos llevan a la experiencia en Sinai. (Dado que Shavuot ocurre 50 días después del primer día de Pesaj, es a veces conocida como "Pentecostés", una palabra griega que significa "la festividad de 50 días").

3.300 años atrás, después de haber dejado Egipto en la noche de Pesaj, los judíos viajaron hacia el Desierto del Sinai. Ahí, el Pueblo Judío completo – 3 millones de hombres, mujeres y niños – experimentaron directamente la revelación divina:

Dios les habló de en medio del fuego; ustedes estaban oyendo el sonido de palabras, pero no estaban viendo una forma, sólo un sonido. Él les dijo de su pacto, ordenándoles cumplir los Diez Mandamientos, y Él los grabó en dos tablas de piedra (Deuteronomio 4:12-13).

La entrega de la Torá fue un evento de inmensas proporciones que grabó indeleblemente al Pueblo Judío con un carácter, fe y destino únicos. Y en los 3.300 años desde que ocurrió este evento, los ideales de Torá – monoteísmo, justicia, responsabilidad – se han convertido en la base moral de la civilización occidental.

¿Cómo celebrar Shavuot?

Quizás la razón para el relativo desconocimiento de Shavuot es porque esta festividad no tiene "símbolos" obvios del día – es decir, no hay Shofar, no hay Sucá, no hay Janukiá.

En Shavuot, no hay símbolos que nos distraigan del foco central de la vida judía: la Torá. ¿Entonces como conmemoramos Shavuot? Es una altamente expandida costumbre quedarse despierto toda la noche estudiando Torá. Y ya que la Torá es el camino a la auto-perfección, el estudio de la noche de Shavuot es llamado Tikún Leil Shavuot, que significa "un acto de auto-perfección en la noche de Shavuot".

En los servicios de la sinagoga en la mañana de Shavuot leemos el libro bíblico de Ruth. Ruth era una mujer no-judía cuyo amor por Dios y la Torá la llevaron a convertirse al judaísmo. La Torá indica que las almas de los eventuales conversos también estuvieron presentes en Sinai, como dice: "Yo estoy haciendo [el pacto] con aquellos que están aquí hoy, y también con aquellos que no están hoy aquí" (Deuteronomio 29:13).

Ruth tiene otra conexión más con Shavuot, y es que ella se convirtió en ancestro del Rey David, quien nació en Shavuot, y murió en Shavuot.

En Shavuot es costumbre decorar la sinagoga con ramas y flores. Esto es porque el Monte Sinai floreció el día en que se entregó la Torá. La Biblia también asocia a Shavuot con la cosecha de trigo y frutas, y marca el momento en que se traían los primeros frutos al Sagrado Templo, como una expresión de gracias (ver Éxodo 23:16, 34:22 y Números 28:26).


Alimentos Lácteos

Hay una costumbre judía universal de comer alimentos lácteos en Shavuot. Varias razones han sido dadas por los sabios, siendo algunas más convincentes que otras. Aquí ofrecemos una selección:
El libro bíblico Cantar de los Cantares (4:11) se refiere al dulce valor nutritivo de la Torá diciendo: "La dulzura de la Torá mana de tus labios, como miel y leche yace bajo tu lengua".

El versículo en Éxodo 23:19 yuxtapone la festividad de Shavuot con la prohibición de mezclar leche y carne. En Shavuot, por lo tanto comemos cenas separadas – una de leche y una de carne.

Con la recepción de la Torá en el Monte Sinai, los judíos inmediatamente se vieron obligados a cumplir las leyes de Shejitá – matanza de animales. Ya que no tuvieron tiempo de preparar carne casher, ellos comieron lácteos en su lugar.

Peregrinaje al Muro Occidental (El Kotel)

En 1967 concluyó la Guerra de los Seis Días, sólo unos pocos días antes de Shavuot. Israel había recuperado el Muro Occidental, y por primera vez en 19 años los judíos tenían acceso al área que rodea al Monte del Templo, el sitio más sagrado del judaísmo. En Shavuot mismo, el Muro Occidental se abrió para los visitantes, y en ese memorable día más de 200,000 judíos viajaron a pie al Muro Occidental (en Jerusalem los autobuses no transitan en las festividades judías).

En años siguientes, este "peregrinaje peatonal" se ha vuelto una tradición recurrente. Temprano en la mañana de Shavuot – luego de una noche completa de estudio de Torá – las calles de Jerusalem están llenas de decenas de miles de judíos caminando hacia el Muro Occidental.

Esta tradición tiene un precedente bíblico. Shavuot es una de las tres festividades de peregrinaje del judaísmo, cuando todo el pueblo se reunía en Jerusalem para celebrar y estudiar.


Shavuot —el festival que conmemora la entrega de la Torá en el Monte Sinaí— se conoce también, como ya hemos mencionado, con el nombre de Festival de la Cosecha —Jag Hakatzir— o Día de los Primeros Frutos—Jag Habikurim.

Nadie trabaja más duro que el agricultor, y, simultáneamente, nadie tiene tanta inseguridad sobre los frutos de su trabajo como éste.

El labrador depende completamente de los "elementos" de la naturaleza.

Se necesita sol, pero no demasiado, para que no se produzca una sequía que arruine lo plantado. Se precisan lluvias, pero a su exacto y debido tiempo. El rocío, el viento, la temperatura — todos son factores importantes. ¿Qué puede hacer el pobre agricultor más que rogar a Di-s para que El bendiga el producto de sus manos y le brinde una buena y abundante cosecha?

No es de extrañar, pues, que la época de la cosecha fuera ocasión de gran regocijo en la antigua Tierra de Israel.

El campesino judío sabía que todo lo debía al querido y piadoso Di-s.

Para no olvidar esta verdad, decimos en nuestras oraciones diarias (en el Shemá) "Y ocurrirá si obedecéis Mis mandamientos... entonces daré las lluvias de vuestra tierra en su temporada... y recogeréis vuestro grano, vuestro vino y vuestro aceite." (Deuteronomio 11:13,14).

La época de la cosecha, en la vieja Israel, comenzaba en Pesaj, cuando el grano de cebada comenzaba a recogerse, y el "Omer" se llevaba al Templo como ofrenda de Gracias.

Pronto, maduraban los otros granos y frutas, pero "Bikurim", la ofrenda de los primeros frutos maduros, no debía llevarse al Templo antes de Shavuot.

Durante todo el verano, desde Shavuot hasta Sucot, había tiempo para traer Bikurim al Sagrado Templo.

Los Primeros Frutos debía ser traídos solamente de las "siete especies" por las cuales se alaba a la Tierra de Israel: trigo, cebada, uvas, higos, granadas, aceitunas y dátiles (Deut. 8:8).

Todo un tratado de la Mishná está dedicado al tema de Bikurim y lleva su nombre. Aquí encontramos las diversas leyes: sobre quién recaía la obligación de llevar Bikurim, quién estaba exento de hacer la Declaración, y finalmente, quién estaba exento de ambos. No entraremos en el detalle de estas leyes, sino que daremos la muy interesante descripción de toda la ceremonia, que encontramos en la Mishná.

Cuando un hombre iba a su campo, huerta o viñedo, y veía por primera vez un higo maduro, o un racimo de uvas maduro, o una granada madura, la envolvía con un junquillo y decía: "Estos son los Primeros Frutos".

Imaginen qué tentación era para el campesino el arrancar el primer higo maduro y llevarlo a la boca. Pero no se entregaba a la tentación, sino que lo designaba como ofrenda a Di-s por la buena cosecha.

Recogiendo todos los Primeros Frutos, y agregándoles muchos más, de entre los mejores, el agricultor se dirigía a la ciudad más próxima y desde allí, junto con sus colegas, se dirigía a la ciudad de Maamad —la principal del distrito—.

Allí, reunidos en el mercado bajo un cielo limpio y azul, los campesinos pasaban la noche. Temprano por la mañana, el oficial del Maamad los despertaba llamando: "Levantaos vosotros, y vayamos hasta Sión, a la Casa de nuestro Di-s".

Aquellos campesinos que vivían cerca de Jerusalem traían los frutos frescos, pero aquellos que vivían lejos traían higos secos y pasas de uvas, para que la fruta no se arruinara en el camino.

Los frutos se llevaban en canastas decoradas. Los ricos llevaban canastas de oro y plata, mientras que los pobres utilizaban canastas confeccionadas con ramillas de sauce peladas. Muchos llevaban palomas vivas consigo, junto con la canasta, como sacrificios.

Cuando más se acercaban los peregrinos a Jerusalem, mayor era su número, y su alegre espíritu.

Al frente de la impresionante procesión marchaba un hermoso buey, futura ofrenda. Sus cuernos estaban cubiertos con oro, y un collar de hojas de olivo adornaba su cuello. Una flauta sonaba ante ellos, hasta llegar a Jerusalem. Cuando llegaban a las cercanías de la ciudad, los gobernantes y prefectos, jefes de los sacerdotes y jefes de los Levitas y los oficiales del Templo, salían a recibirlos.

También todos los artesanos de Jerusalem solían salir e inclinarse ante los recién llegados, diciendo: 'Hermanos de tal o cual lugar, sed bienvenidos'.

La procesión continuaba hasta llegar al Monte del Templo, precedida por los flautistas. Cuando llegaban al Monte del Templo, cada uno, hasta el mismo rey, ponía su canasta sobre el hombro y entraba hasta el Patio del Templo.

Cuando los portadores de Bikurim llegaban al Templo, los Levitas cantaban: '¡Y Te exaltaré, Oh Señor, pues Tú me Has elevado e impedido que mis enemigos triunfen sobre mí" (Salmo 30).

Las palomas atadas a los canastos eran entonces sacrificadas, y lo que el pueblo traía en sus manos era entregado a los Sacerdotes.

Mientras el canasto estaba todavía sobre su hombro, cada portador de Bikurim recitaba la "Declaración" (Deut. 26:5). Esta Declaración contenía, en pocas palabras elegidas, la antigua historia de nuestro pueblo, incluyendo la esclavitud egipcia y la liberación. Concluía con las palabras: "Y Él nos ha traído hasta este lugar, liberándonos, y nos ha dado esta tierra, una tierra que rebalso de leche y miel. Y ahora, he aquí que he traído los Primeros Frutos de esta tierra que Tú, Oh Señor, me has dado" (Deut. 26:10).

Luego dejaba el canasto al lado del altar, se inclinaba y salía.

Luego de la grande e impresionante ceremonia de la ofrenda del Bikurim, Jerusalem se convertía en una ciudad de solemne alegría y regocijo, de acuerdo con el mandamiento: "Y te alegrarás por todo lo bueno que el Señor, Tu Di-s, te ha dado a ti ya tu casa; tú, el Levita, y el extraño que se encuentre entre vosotros" (Deut. 26:11).



La festividad de Shavout constituye el segundo de los Tres Festivales de Peregrinación (los otros dos son de Pesaj y Sucot) en los que, de acuerdo al mandato bíblico, cada judío debe presentarse en el gran Templo de Jerusalén en general, esta festividad es conocida con los siguientes nombres, los cuales refleja características proféticas y espirituales:



1. Zman Matan Torateinu – Epoca de la Entrega de Nuestra Tora

En el sexto día del mes Siván (era un día Shabat), del año 2448 luego de la creación, (1312 antes de la E Común) Di-s no dio la Torá en el Monte Sinai. La Fiesta de las Semanas (Shavuot), el 6 y 7 de Siván, conmemora este gran evento

2. Jag Hashavuot – Fiesta de las Semanas

Este festival recibe tal nombre pues se celebra al finalizar las siete semanas de Sefirat Haomer, cuya cuenta diaria se habia emprendido en la segunda noche de Pesaj

3. Jag Hakatzir – Festival de la Cosecha

En la tierra de Israel, ésta era la época de la cosecha, especialmente aquella de trigo. Las primeras ofrendas de la nueva cosecha se hacían bajo la forma de dos panes de trigo – Shtei Halejem

4. Iom Habikurim – Día de las Primicias

El festival de Shavuot marcaba, además, el principio de la época para ofrendar los “primeros frutos” – Bikurim, cuando el Santo Templo existía en Jerusalén.


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