Hechos 1:8 pero cuando el Ruaj ha kodesj (Espíritu de Santidad) venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.



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miércoles, 9 de junio de 2010

EL OLIVO


Estudio del Buen Olivo


En el libro de Romanos capítulo once, el apóstol Pablo ( Shaul) hace una tipología del olivo con Israel. El uso de alegorías, parábolas y tipologías era común entre los maestros de Israel. Desde el comienzo, el autor hace uso de la agadá rabínica (interpretación comentada) para su predicación en el contexto del capítulo. Su objetivo era llevar un mensaje más claro a tono con las vivencias de día a día y con las cosas que nos rodean. Luego de esta descripción botánica vamos a entender por qué el autor utilizó este árbol en su enseñanza.
El árbol de olivo era de gran valor en la sociedad hebrea por sus múltiples usos: su aceite era utilizado en las ceremonias religiosas, en los sacrificios, y para ungir a sacerdotes y huéspedes (Luc. 7:46). También se mezclaba con vino para utilizarse como medicina. Mezclado con mirra y otros productos se utilizaba para embalsamar los cadáveres. En lámparas se utilizaba para mantener el resplandor de la luz, y como cosmético se utilizaba en la piel y en el cabello. Un dato bien interesante es que el olivo puede vivir por 2,000 a 3,000 años y posee un sistema de raíces más desarrollado que otros árboles que le permite vivir sobre terreno árido, boscoso y con poca agua. Aunque se tale desde el tronco es difícil que muera. La primera cosecha de olivos tarda de 40 a 50 años, su madera es fuerte y fina. Además sus ramas son frondosas y tupidas comparadas con el tronco.

Ahora podemos entender por qué Pablo compara su patria Israel con el olivo, árbol milenario, de raíces profundas, de espigada estampa sacerdotal, su fruto símbolo del espíritu, duradero, difícil de matar, subsistente, etc. Ya se había utilizado esta tipología en el texto hebreo: “En otro tiempo yo, YHWH, los llamaba olivo frondoso cargado de hermosos frutos...” Jer 11:16. “Voy a ser para Israel como el rocío; él dará flores, como los lirios. Sus raíces serán transformadas como el monte Líbano, sus ramas se extenderán hermosas como las ramas del olivo.” Oseas 14:5-6.

Con este trasfondo haremos exégesis de cada uno de los versos tomando en cuenta los hebraísmos y el trasfondo cultural del autor para no distorsionar su mensaje.

El primer verso comienza con una pregunta, “¿Ha desechado el Todopoderoso a su pueblo?” El autor contesta la pregunta: “En ninguna manera. Porque también yo soy ISRAELITA, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín." Pablo se identifica con su cultura y como parte del Pacto, él es un judío (yehudí - adorador) de linaje sacerdotal. Israel, como pueblo salvífico y pueblo del Pacto, mantiene su título honorífico como pueblo de Elohím. Por consiguiente Israel físicamente es pueblo elegido; aunque la comunidad cristiana se apartó siglos después del olivo, se mantiene como rama injertada. Aunque la iglesia es hija espiritual adoptada, Israel es hijo en sentido étnico (sangre), especial y distinto a cualquier nación. El autor Franz Mussner comenta: “Pablo no ha eliminado en cuanto tal al pueblo judío del plan de salvación, del que él mismo procedía, porque el Todopoderoso sigue tendiendo hacia él sus manos.”

En el segundo verso amplía su pensamiento: “No ha desechado Elohím a su pueblo (Israel), al cual desde antes conoció.” Antes del Pacto, el Todopoderoso había elegido de entre las demás culturas a Israel por su fidelidad y porque no exigió del Todopoderoso recompensa antes del Pacto. El Todopoderoso escogió a Israel no por capricho. Primero ofreció la Torah a los hijos de Esaú, pero no la aceptaron porque prohibía matar. Luego la ofreció a los hijos de Amón, pero estos la rechazaron porque prohibía la transgresión sexual. Elohím fue a los hijos de Ismael y éstos la rechazaron porque prohibía robar. No hubo pueblo alguno que Elohím no visitara, y todos rechazaron la Torah. Luego fue y visitó a Israel, les ofreció la Torah y ellos no preguntaron nada, dijeron actuaremos y aprenderemos.

Aunque la iglesia se proclama pueblo exclusivo de Elohím, no hay ninguna expresión en el Nuevo Testamento como "nuevo pueblo de Elohím;" no hay sustitución en función de salvación, sino que como Pablo explica en este capítulo la iglesia es copartícipe en el plan de salvación. El concepto de sustitución se desarrolló en la comunidad cristiana siglos después por exégetas de la comunidad griega como Orígenes, Tertuliano etc.
En el verso tres al cinco Pablo hace un remez (interpretación alegórica) de los tiempos de Elías, cuando Israel se había endurecido por la idolatría y cómo el Todopoderoso los rechazó; aunque el Todopoderoso ha mantenido un remanente fiel en su tiempo (judíos fieles a la Torah) por misericordia divina. En los versos siete al diez explica cómo ha sido Israel endurecido y tropezado por voluntad divina, y no por capricho, para que los gentiles fueran injertados al olivo natural. “¿Han tropezado los de Israel (aquellos que no guardaban la Torah) para que cayesen? En ninguna manera; por su trasgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarlos a celos.” A esto añade: “Y si su transgresión es riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto mas su plena restauración (apokatastasis)?” Su plena restauración acontecerá cuando se establezca el reino mesiánico, cuando todos los pueblos y naciones vengan adorar al Eterno. A luz de las expectativas de la restauración del reino davídico de Israel, podemos entender a Pablo cuando cita este verso: “Yo voy a restaurar a Judá y a restaurar a Israel y los restableceré como en un principio.” Jer 33:7.

En el verso trece y catorce Pablo identifica su misión con los gentiles, no descartando su cultura, y su estilo judío de vivir la vida. Para el autor, su identidad hebrea estuvo presente en todos sus escritos y en toda su vida; aquí se identifica étnicamente como Israelita, “por si de alguna manera puedo provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos.”

Del verso quince al veintiuno, usa una serie de palabras interrelacionadas: raíz, masa, ramas, olivo, desgajar, injertar etc. En el quince “Porque si su exclusión (del pacto mesiánico) es la reconciliación del mundo (gentiles), ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?” En mi interpretación bíblica, el hebreo está sujeto al pacto Eterno de la Torah y los gentiles están atados al pacto de gracia, ambos grupos no están separados de la misericordia y del plan de salvación. Y su admisión será la esperanza de resurrección. “Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.” Las raíces aluden a los "padres" el fundamento de la fe hebrea. El semita contempla un objeto o una actividad en forma total. Ejemplo: yad (mano) comprende también brazos; regel (pie) también comprende las piernas.

Cuando Pablo utiliza el concepto raíz en la totalidad del árbol se entiende que el tronco y raíz en esta tipología representan al fundamento de la cultura hebrea, el judaísmo. Ahora habla de las ramas, éstas son los gentiles injertados al tronco, pues el gentil se tiene que injertar, así como serán injertados otros judíos que no practicaban la fe. La iglesia gentil es olivo silvestre; y el olivo natural, Israel sostiene a las ramas y las sustenta con la savia (la Torah). Pablo en esta metáfora diferencia al olivo natural del olivo injertado (gentil) como rama y dice: “No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. No te ensoberbezca, sino TEME.” Quizás entre los cristianos procedentes de la gentilidad romana comenzaba a difundirse un cierto antijudaísmo que se nutría del paganismo. El apóstol rechaza esta actitud y los reprende de manera enfática.

El exégeta Franz Mussner comenta al respecto: “La iglesia e Israel se sitúan en una relación histórico-salvífica indisoluble que, vista desde el planteamiento paulino, no supone que El Todopoderoso haya sustituido a Israel por la iglesia o que haya plantado en el mundo un segundo olivo natural junto al ya existente Israel; en realidad existe un solo olivo natural, Israel, y en él ha sido injertada la iglesia. Las ramas de Israel, temporalmente desgajadas de ese olivo, volverán a ser injertadas al final (Rom. 11:24), lo que implica claramente que esas ramas se conservan en el ínterin y ni se secan ni son quemadas; precisamente esto es algo que tenemos que tener en cuenta. Si ese olivo natural junto con sus raíces (sostiene) a la iglesia (las ramas), entonces la iglesia sigue viviendo de Israel y no puede prescindir de él si no quiere marchitarse. Si se olvidara de Israel se desgajaría de sus raíces. Por eso observa justamente K. Barth que no puede haber verdadero ecumenismo sin incluir en él a Israel.” “La raíz , Israel, sigue aún hoy sosteniendo a la iglesia, e Israel no se ha hundido en la historia, sino que se mantiene en pie al lado de la iglesia como raíz suya. Israel acompañara a la iglesia a través de la historia hasta el final, y la iglesia debería reconocer por fin a Israel como compañero en el camino. Entonces comprenderá con mayor claridad que el Todopoderoso está al lado de ella porque está al lado de Israel."
"Porque no quiero que ignoréis hermanos este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos, que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo.” Pablo usa un concepto tomado del paganismo y muy utilizado en todas sus epístolas para poder ser entendido en un ambiente gentil. En el mundo pagano proliferaban los misterios religiosos como el culto a Isis, Mitra, Diana. Estos cultos se desarrollaban con un ritual secreto o misterioso. Pablo usa el concepto para demostrar su inquietud de cómo ubica Israel con relación a los gentiles en cuanto al plan salvífico. Aunque Israel está endurecido ante el evangelio parcialmente, por voluntad divina, no deja de ser santa, amada de Elohím y fundamento para la salvación. Podemos interpretar que cuando Pablo dice “todo Israel” piensa escatológicamente en un momento en el futuro que se desconoce. ¿Quiénes están incluidos en esta frase? Y ¿cómo se salvará? Sobre este punto hay diversos debates teológicos; unos afirman que se convertirán al evangelio cuando ocurra la parusía (segunda venida) y otros opinan que alcanzarán la salvación en una forma especial. En primer lugar el texto no habla de una conversión, sino de endurecimiento y de salvación. Endurecimiento que el Todopoderoso quitará, como está escrito en referencia a Isa 59:20-21, Isa 29:7, Jer 13:33-34.

En el verso veintisiete, Pablo aclara quiénes están endurecidos, los que han pecado y se han apartado de la Torah, “Y éste seá mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.” Ahora aclara la diferencia entre gentiles y judíos: “Así que en cuanto al evangelio, son enemigos (otra traducción: contendores) por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres (pacto de Abraham).” Las expresiones “amados en razón de la elección” y “los dones y la vocación de Elohím son irrevocables,” tienen como única razón de ser el fundamentar la permanencia del ser-amado de Israel en la idea de la irrevocabilidad de las promesas de Elohím, o lo que es lo mismo, a partir de su fidelidad (fe). Los paganos ya experimentaron la misericordia de Elohím por el Mesías, ellos también fueron desobedientes en otros tiempos, como ahora todavía lo es Israel. Por consiguiente el Todopoderoso ha incluido a todos, paganos y judíos (apartados) en la desobediencia, para perdonarlos “a fin de apiadarse de todos.” De ella Israel no esta excluida porque el Todopoderoso sigue siendo fiel a sus promesas, aquéllas que en un tiempo había hecho a los patriarcas y que nunca revocará. Es la misericordia o gracia de Elohím sobre la elección, vocación y promesas de Israel que se salvará en una forma especial y no por una conversión. “Israel, yo nunca te olvidare,” Isa. 14:21, “Israel será salvado por el Todopoderoso con una salvación eterna,” Isa. 45:17, “En Elohím hallará la salvación y la gloria toda la descendencia de Israel,” Isa. 45:25.

Desde el verso veintidós al veinticuatro habla de la bondad y misericordia de Elohím con las ramas del olivo natural (hebreos sin fe) desgajadas, que en su momento el Todopoderoso las restaurará: “¿Cuánto más éstos, que son ramas naturales, serán injertados en su propio Olivo (Israel)?” Porque son pueblo propiedad del Eterno, “pueblo de su propiedad,” Exo.19:5, Dt. 7:6, 14:2, 26:18. “En el día que yo preparo constituirán mi propiedad, dice Yahwéh de los ejércitos; yo los perdonaré como perdona un hombre a su hijo que le sirve,” Mal. 3:17. Pablo enseña que este endurecimiento al pacto mesiánico está dispuesto por el Todopoderoso y no por los hombres para que los gentiles entren a la salvación. Esto es un MISTERIO, “que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.” Al final del discurso dice: “¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” con referencia a la providencia salvífica de Elohím tocante a las acciones con Israel.

Aun cuando Israel no se incline al evangelio, no por esto perdió su naturaleza de pueblo del Eterno; precisamente las circunstancias de su “endurecimiento” contribuyeron en modo decisivo a que Israel se haya conservado hasta hoy como pueblo de Elohím. Es muy poco verosímil que un Israel que se hubiera convertido al cristianismo en su totalidad no hubiera perdido sus rasgos culturales. El judaísmo se habría disuelto en el mundo, pero el Todopoderoso lo evité para demostrar ante los pueblos, con el ejemplo de Israel, su poder y su gracia. Pablo no ha tachado a Israel porque el Todopoderoso tampoco lo ha hecho; lo que hace es reconocer que los judíos se han convertido en bendición y salvación a las naciones, por el pacto mesiánico. Todo Israel será salvo. Pablo no pierde de vista a su pueblo de origen porque según su convicción Yeshúa es el Mesías de Israel.
Recapitulando el mensaje: Pablo nunca excluye a su pueblo de la promesa de salvación, Pablo reconoce los privilegios de su pueblo. Pablo contempla a los pueblos paganos y su salvación con relación a Israel, cosa que no ha hecho la teología cristiana hasta nuestros días. Pablo no ha dispensado a los judíos de la ley. Pablo es parte del olivo natural que sustenta las ramas. El Elohím de Pablo es el Elohím de Israel. Pablo utilizó las Escrituras Hebreas y pensó en categorías judías para su mensaje. Ningún hombre de la iglesia primitiva amó tanto a Israel como Pablo. “Digo la verdad en el Mesías, no miento, y mi conciencia lo atestigua en el espíritu santo. Grande es mi tristeza y llevo un dolor incesante en mi corazón, pues estaría dispuesto hasta a verme apartado del Mesías en favor de mis hermanos, de mis parientes según la carne,” Rom. 9:1-3. Pablo no paganizó a Israel ni le negó su calidad de pueblo santo de Elohím. Para Pablo, Israel sigue siendo el pueblo de Abraham. La teología cristiana debería aprender de una vez a pensar y hablar de Israel del mismo modo que lo hizo el apóstol judío Pablo.

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