Hechos 1:8 pero cuando el Ruaj ha kodesj (Espíritu de Santidad) venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.



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martes, 18 de agosto de 2009

Judios en Chile : Parte 2

Historia de los judíos en Chile
Período Colonial

Judíos y judeoconversos en Chile Colonial durante los siglos XVI y XVII


«LA PALABRA» EN LA HISTORIASimón de Casseres y su
«Plan de Conquista de Chile»:
Antecedentes históricos


El Lord Protector de Inglaterra, Oliver Cromwell, especialmente interesado en las actividades comerciales de los judíos en Holanda, autorizó a Menasseh Ben Israel para viajar a Inglaterra, en 1655, y presentar allí personalmente su petición. Aunque no logró su propósito, ya que la opinión pública le era adversa, Ben Israel por lo menos consiguió que un grupo de juristas ingleses determinara que no había nada en materia legal que se opusiera a la readmisión de los judíos y que, fundamentalmente, la expulsi
ón de 1290 carecía de toda base legal. Estas discusiones también eran seguidas con mucho interés por algunos criptojudíos, residentes desde hace algunos años en Londres como ciudadanos españoles.
Menasseh Ben Israel había entrado en contacto con aquellos, pero un disgusto produjo una ruptura con este grupo, lo que lo obligó a solicitar una ayuda financiera a Oliver Cromwell quien le obsequió 25 libras en 1656, concediéndole, además, al año siguiente una pensión anual de 100 libras. Regresó en 1657 a Holanda, falleciendo pocos meses más tarde, el 26 de noviembre en Middleburg (Wolf 1901, Roth 1934).
El fracaso de la misión del rabino Menasseh Ben Israel para conseguir la readmisión de judíos en Inglaterra no fue, sin embargo, ni total ni definitiva ya que se conjugaron algunos elementos político-económicos imprevistos anteriormente.
Por un lado, el Lord Protector Cromwell, defendiendo los intereses de Inglaterra, veía que la conquista de América del Sur por la Corona española privaba a su país de metales nobles como el oro y la plata que no llegaban a las islas británicas por la situación política existente entre los dos países y que iba a desembocar en una guerra abierta a partir de 1656. A su vez estaba informado de la participación activa de los judíos sefardíes establecidos en Amsterdam en las colonias holandesas de ultramar, en especial en Brasil, en el territorio de la Guyana y en algunas islas de las Antillas, principalmente en Curaçao. Además, Oliver Cromwell disponía de informaciones de que una parte importante del comercio español estaba en manos de cripto-judíos o conversos residentes, tanto en España como en Inglaterra, preferentemente en Londres, emparentados con mercaderes judíos en Holanda, en Hamburgo y en Glückstadt, Dinamarca. El grupo de cripto-judíos de Londres especialmente se había integrado en la Sociedad Anglo-Española de Comercio, fundada en 1605 (Wolf 1893/94: 58) y poseían en su período de mayor expansión un capital que equivalía a una doceava parte de todo el valor del comercio exterior del Reino Unido.11 Al mismo tiempo ayudaban a transferir a Inglaterra muchas ramas de comercio que anteriormente constituían un monopolio, tanto de España como de Portugal.
Por el otro lado, el Acta de Navegación, aprobado por el Parlamento Inglés en 1652, eliminó del mercado de Londres toda mercadería y productos que no eran despachados a Inglaterra en forma directa, afectando principalmente a Amsterdam, que quedó prácticamente al margen como despachador central comercial en Europa.
Si Holanda, en especial la Compañía de las Indias Occidentales, había sufrido ya grandes pérdidas económicas al reconquistar Portugal los dominios holandeses de Brasil Colonial, esta situación se agravó más aun por la política económica de gran ambición encaminada a la autosuficiencia y a la expansión industrial de Inglaterra y Francia. Estos dos países comenzaron, a partir de 1660, a obstaculizar la navegación y el comercio holandeses, limitando el volumen de cargamento que aquellos podían transportar a Inglaterra, excluyéndolos virtualmente del comercio con las colonias inglesas
y francesas de ultramar. Se comprende, por lo expuesto, que el problema de la readmisión de los judíos en Inglaterra se había transformado en una necesidad urgente para los sefardíes residentes en Amsterdam, ya que el impedimento de establecer algunas casas comerciales en Londres les condenaría a perder sus contactos comerciales con los familiares que vivían en las diversas colonias americanas.

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